Tan contenta y sonriente porque me gustó como quedaban las piezas, pero... todavía no habían pasado por el horno. La Ley de Murphy se cumplió. Tres piezas me quedaron tostadas como las galletas. No servían para nada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario